Con la designación de Domitilo Carballo Cámara al frente del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI Yucatán) y la desafortunada destitución de Pablo Duarte Sánchez, esta Institución creada el año pasado demuestra que de autonomía no ejerce nada y que con la simple presión del Delegado de los Programas Federales en el estado, Joaquín Díaz Mena «Huacho» este organismo empieza con el pie derecho y que pronto se convertirá en una sucursal de la ultraderecha.
A raíz de esta situación, la ola de criticas en contra de «Huacho» no se hizo esperar, poner a su amigo como encargado del INPI, aun no cumpliendo con el perfil adecuado y que a todas luces violenta el espíritu del INPI y de sus ejes importantes, demuestra que Díaz Mena no olvida su cepa panista y neoliberal.
Esta actitud del ex alcalde de San Felipe es un claro reflejo que vive el estado, que sigue con un gobierno bipartidista (PRIAN) que turnan el poder como se les plazca . La «Cuarta Transformación» que impulsa el gobierno de Andrés Manuel López Obrador queda corto, muy corto en Yucatán. La semana pasada AMLO le habló fuerte a los delegados estatales, en especial al ex panista Díaz Mena en querer imponer a sus amigos en las Instituciones y Dependencias federales en Yucatán.
Quien pierde en este asunto es la gran población indígena del estado, puesto que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI, hoy INPI) desde el Delegado hasta el de comunicación social se la pasaron jugando tenis sin ejercer de manera correcta los 400 millones de pesos en promedio con los que contó anualmente la CDI. No se ve que cambie para bien el INPI con la llegada del doctor Domitilo Carballo Cámara.
