Como hemos dicho, Andrés Manuel López Obrador no es de izquierda, y ahora, ha demostrado no ser tan liberal como él mismo se considera. Lo anterior viene a propósito de que el mandatario nunca se ha manifestado ni a favor ni en contra de la interrupción del embarazo; el motivo, el temor a perder popularidad. Lo cierto que esa cobardía es la que ha dividido al propio partido que lo llevó al triunfo en aquel 1 de julio histórico para el país.
Lo ocurrido en el Congreso de Monterrey, Nuevo León donde representantes de «izquierda» se unieron a la ultraderecha recalcitrante y votaron en contra del aborto, abre, sin duda, el tema a nivel nacional y más cuando se dio días previos al Día Internacional de la Mujer.
Lo posicionamientos, por otra parte, de las diversas figuras de la política mexicana en el Senado de la República, nos hace pensar que más allá de la cobardía de López Obrador por tocar el tema, éste, sin duda, se llevará a discusión en el Congreso de la Unión.
¡Ya basta de tanta mujer condenada por abortar! ¡Ya basta de criminalizar a las mujeres de este país por decidir! ¡Es momento que la voz de las mujeres se escuche!
Claro está, una ley que despenalice el aborto, deberá estar acompañada de una estrategia de educación sexual y prevención, principalmente en aquellas zonas donde los gobiernos sencillamente han abandonado a sus habitantes. Las zonas marginadas son las más propensas a la injusticia social para con la mujer; en estas zonas son más segregadas, humilladas y penalizadas.
Por una auténtica cuarta transformación, es menester tocar el tema y, de seguro, los legisladores federales lo harán; ¡me canso ganso!, como dijera el Presidente.