Por: Jesús Solís Alpuche.
El 9 de octubre se cumple 50 años que El Che, cuando fue asesinado en una derruida escuela en la población de la Higuera, Volivia, no obstante estaba gravemente enfermo y herido, se puso de pie frente al sicario, para esperar la muerte. Quiero recordarlo con estos pasajes y una de sus poesías para Arte y Cultura en Rebeldía.
La trascendencia de la vida de Ernesto Che Guevara ha servido de fuente de inspiración para disímiles creadores cubanos y extranjeros que han plasmado en diversas obras facetas de la existencia de quién un día afirmara ser “un hombre que actúa como piensa”.
Nicolás Guillén, catalogado como Poeta Nacional de Cuba, dedicó cuatro poemas a Ernesto Che Guevara. El poema más conocido referido al Che Guevara fue el que leyó, precisamente, el 18 de octubre de 1967 en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana. Ese día se efectuó una velada solemne en homenaje a quién había caído 8 días antes en tierras de Bolivia. En esa velada Nicolás Guillén, leyó un poema dedicado al Che, Comandante Amigo. http://www.radiorebelde.cu/che/artes/che_nicolas-guillen.html
El desafío es insistir en modificar nuestra manera de ver la realidad, acercándonos al Che con los ojos limpios y el corazón en la mano, repitiendo con Miguel Barnet: «Che, tú lo sabes todo, […] No es que yo quiera darte / pluma por pistola / pero el poeta eres tú.» Leer más: http://www.monografias.com/trabajos53/poesia-che-guevara/poesia-che-guevara.shtml#ixzz4uvmee9PE
Las obras dedicadas a destacar la conciencia literaria de Che identifican «tres grandes bloques»: el ensayo, la literatura testimonial y el epistolario. El primero lo desarrolla en estudios, artículos y discursos en los que aborda temas de economía, política, sociología, historia, educación, relaciones internacionales, la guerra de guerrillas, y cultura en general. Hay que leer: http://www.monografias.com/trabajos53/poesia-che-guevara/poesia-che-guevara.shtml#ixzz4uvq9U3U8
Mario Benedetti escribió hace 20 años:
“Che 1997”
Lo han cubierto/ de afiches de pancartas de voces en los muros de agravios retroactivos de honores a destiempo
Lo han transformado en pieza de consumo en memoria trivial en ayer sin retorno en rabia embalsamada
Han decidido usarlo como epílogo como última thule de la inocencia vana como añejo arquetipo de santo o satanás
Y quizás han resuelto que la única forma de desprenderse de él o dejarlo al garete es vaciarlo de lumbre convertirlo en un héroe de mármol o de yeso y por lo tanto inmóvil o mejor como mito o silueta o fantasma del pasado pisado
Sin embargo los ojos incerrables del che miran como si no pudieran no mirar asombrados tal vez de que el mundo no entienda que treinta años después Sigue bregando dulce y tenaz Por la felicidad de todo ser humano.
Por último quiero recordar lo que escribió a un paciente suyo que moría, mientras Guevara se desempeñaba como médico en un hospital de México, poco antes de su partida en el Granma rumbo a la lucha guerrillera en Sierra Maestra
Despedida a Tomás
A ti, encallado amigo, hacia las aguas quietas del arrecife blanco donde te amarra tu sueño de náufrago, va mi canción de despedida.
Hoy he despertado con afán de alas en las jarcias, y tiendo velas inalámbricas navegando hacia el puerto de la hora marcado por la brújula indolente.
Hoy estiro mi lenguaje al viento para estrechar tus palabras y llevarme algo de tu lamento tierno a compartir asombros que ya estoy viviendo.
Se fue ya la primavera que fertiliza tu almohada; no es por mi partida sino por tu nave que ya no navega. Te comprendo golondrina truncada.
Quisiera llevarte a la fuente Castalia darte elíxir de iguales poderes; y aunque soy un médico asomado a las cosas que no las transforma y apenas comprende.
Tengo no obstante una fórmula mágica -creo que la aprendí en una mina de Bolivia, tal vez chilena, peruana o mexicana-, en el destrocado imperio de Sonora, en un puerto negro del Brasil Africano, tal vez en cada punto una palabra.
La fórmula es sencilla: No te ocupes del cerco, ataca el arrecife, une tus manos jóvenes a la piedra anciana y dale en tu pulso a los rojos corales palpitantes en diminutas ondas cotidianas.
Un día, aunque mi recuerdo sea una vela más allá del horizonte y tu recuerdo sea una nave encallada en mi memoria, se asomará a la aurora a gritar con asombro viendo a los rojos hermanos del horizonte marchando alegres hacia el porvenir.
Ellos los males quietos terribles y blancos como la noche sorprendida al revés. Y entonces, poeta blancuzco de cuatro paredes, serás el cantor del universo; entonces, poeta trágico, delicado, enfermo, serás un robusto poeta del pueblo.
El canto y la poesía del Ché a sus enfermos adquiere dimensiones sobre humanas, políticas y sociales cuando su impotente amor por la vida choca con la realidad del sistema de muerte y le habla a morir con coraje como a “A La Vieja María”. Otra paciente moribunda:
Vas a morir vieja María. Quiero hablarte en Serio Tu vida fue rosario completo de agonías. No hubo hombre amado, ni salud, ni dinero. Apenas el hambre para ser compartida…
Escucha abuela proletaria, cree en el Hombre nuevo que llega. Cree en el futuro que ya no verás…
No reces al dios indolente que toda una vida mintió tu esperanza. No pidas clemencia a la muerte, los cielos son sordos…
Sólo piensa que tendrás una Roja venganza. Lo juro por la exacta dimensión de mis ideales y con eso muere en paz, vieja luchadora: Tus nietos todos vivirán La Aurora.
chantzacan@hotmail.com