Por: Jesús Solís Alpuche.
En mi primera entrega sobre la desbandada partidista neoliberal en Yucatán dije que “Las condiciones de crisis económica y de valores políticos están determinando un reacomodo de las fuerzas políticas en el Estado y el país”. Expuse el caso de Huacho a nivel local y Gabriela Cuevas a nivel nacional, y anuncié (día 7 de marzo en varios medios en los que colaboro) la llegada de más panistas y priistas a Morena; proceso en que considero hay dos enfoques.
1.- El enfoque PRIANISTA, que solo concibe la política como un objetivo de poder que, dentro del marco de la economía capitalista, BUSCA SU INSERSIÓN en un espacio en donde se puede lucrar sin mucho esfuerzo, porque las reglas en la política mexicana han naturalizado la corrupción, (considerada como lubricante del sistema) sustentado en prácticas elementales de simulación, a base de complicidades en lugar de acuerdos. Y
2.- La política como ciencia de las posibilidades, o lugar común de reflexión y/o debate en cursos normativos de actividad pública. Cuya ética expresa claramente el enfoque prescriptivo que se requiere para orientar las acciones y, a los diferentes actores implicados en la toma de decisiones políticas. Para eso la orientación filosófica en este campo habrá de centrarla en esclarecer, cuales son los presupuestos morales de mayor consistencia teórica desde donde se ha de guiar el comportamiento político, no sólo de los gobernantes, sino también de los ciudadanos gobernados.
Los procesos de interpretación de la ética política, históricamente han sido variados y con diferentes formulaciones. Platón decía que la tensión entre los seres humanos se debía al ELITISMO de unos cuantos y la lucha por el IGUALITARISMO de otros muchos. El diseño del mejor sistema de gobierno, según Aristóteles sería el equilibrio de los conflictos entre el Bien Individual y el Bien Común. Para Carlos Marx, en el Siglo XIX la causa de la injusticia y violencia por eliminar es la División de Clases Sociales, ya que el Bienestar Común es imposible, mientras exista esta diferencia sustentada en la propiedad de los medios de producción y un Estado rector que da el poder a los dueños del capital.
En los Siglos XVII y XVIII sucedieron formulaciones que precisaron el concepto de la democracia que reformularon la política. Importantes filósofos sentaron nuevos principios del individualismo y el liberalismo. Se reconoció que el medio más seguro para preservarlos, se necesitaba sacar a la discusión razonable del pueblo, los principales asuntos que deberían hacerse púbicos. Estas ideas se vieron complementadas por ideas de otros pensadores como Montesquieu, Rousseau y Voltaire y así nació la evidencia que había la necesidad de repartir el poder entre estructuras estatales que se contrapusieran para evitar los abusos del poder y tiranía; y así nació la democracia representativa.
Hoy, a nombre de la democracia (representativa) en México, son los partidos políticos los que están transfiriendo las riquezas nacionales a las oligarquías. En nuestro país, las diferentes revoluciones liberales han llegado a tal degeneración, a nombre de la democracia representativa, que hay a la vista una traición permanente de parte de la clase política a sus principios, tanto partidistas, como de la Constitución, que es la Carta Magna.
De esta manera me explico, el renacer y la necesidad de regenerar conceptos políticos, más políticos y menos mercantiles, partiendo de los antiguas Acuerdos, después de la Segunda Gran Guerra, y que cambiaron durante los años 90s con la caída del “Socialismo Real”, que determinó la globalización económica neoliberal del capitalismo salvaje.
2018 puede ser un año determinante para la Regeneración Política en América Latina: Hay elecciones en México, Brasil, Colombia, Paraguay, Costa Rica y Venezuela. Las experiencias de Brasil, Uruguay, Nicaragua, El Salvador Chile y Argentina donde ha habido tentativas de democracia participativa y correlaciones de fuerzas políticas cambiantes, son ejemplos, que la política en la historia aun no llega a su fin, como decretó Francis Fukuyama. http://www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/el-fin-la-historia
Entonces regreso a la importancia que tiene la participación de gente como Huacho Diaz, Sofía Castro y otros expanistas y/o Leandro Espinoza, con otros expriista en el camino del Cambio Verdadero de Morena, porque “sus partidos conservan sus siglas, pero perdieron sus principios” Lo cual es evidente. Pero queda en reserva el concepto de la Regeneración, como el significado de su participación en Morena. Y al respecto Leandro Espinosa dice que en el PRI hay ideas que no compartía ni encajaba y evidencia la consideración de que: por su trayectoria y carrera política de trabajo, merecía una oportunidad de abanderar al PRI, cosa que NO se dio. (Por Esto 17 de marzo. Paj.5)
Y es éste mismo resentimiento el que afecta a cientos de morenistas, que también ven en este tipo de candidaturas externas, sólo a advenedizos y oportunistas, con el mismo enfoque de las cúpulas PRIANISTAS en crisis, que sin medir las consecuencias excluyentes, decidieron imponer candidaturas y tomar espacios mediante el concepto estricto de la partidocracia. Cosa que también sucede en Morena, pero visto con otro enfoque, que hay que analizar y reafirmar entre el electorado para que Este se EMPODERE y haya una verdadera Regeneración Política en el Estado de acuerdo a los PRINCIPIOS, del Cambio Verdadero. Cambio en el que si no se privilegia la Regeneración, también nos quedaremos solo con las SIGLAS. Y entonces, tendremos que averiguar quienes fueron los que hurdieron esta estrategia, para más de lo mismo y ponerlos en el basurero de la historia.
Sería un atentado a la generosidad política que estamos manifestando, más de tres mil militantes, FUNDADORES, que por desinformación interna, muchos aun no asimilan la estrategia de aparente madurez política de la representación local (que no da la cara verdadera), después que privilegió este proyecto a nombre de Andrés Manuel López Obrador, de quien no creo que se esté disparando a los pies. chantzacan@hotmail.com
