ÍNDICES DE CORRUPCIÓN, EDUCACIÓN, TRANSPARENCIA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

Por: Jesús Solís Alpuche

En el índice de percepción frente a la corrupción, estamos progresando, hemos mejorado ocho lugares. Hoy ocupamos el lugar 130. México avanzó ocho lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional de 2019.

El país se ubicó en el lugar 130 entre 180 países y territorios, medidos de acuerdo con sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, de acuerdo con expertos y empresarios. De esto el presidente Andrés Manuel López Obrador se ufanó en reciente mañanera

Al mejorar su calificación en un punto respecto a 2018, México detuvo una caída de 5 años consecutivos en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. México obtuvo 29 de 100 puntos posibles en este instrumento internacional, lo que representa una diferencia de un punto respecto al 2018.

Con esta calificación, México se ubica en la posición 130 de 180 países evaluados por Transparencia Internacional, mejorando 8 posiciones respecto a 2018, para ubicarse junto a Guinea, Laos, Maldivas, Mali, Myanmar y Togo.

Desde 2012, junto con Chile y Nicaragua, México es el país que más puntos perdió en el IPC. A partir que Enrique Peña Nieto asumió la presidencia del país, éste perdió cada anualmente un punto en el ranking, lo que se traduce en el descenso de 33 lugares, desde el 105 al 138.

Con ello, sumaron dos sexenios consecutivos de aumento de la percepción de la corrupción en nuestro país, ya que, en 2006, Felipe Calderón inició su gobierno en el puesto 70 y lo finalizó en el 105. Los líderes a nivel global son Dinamarca, con 88 puntos, y Nueva Zelanda, con 87, seguidos por Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza, con 85.

Transparencia Internacional evidencia, desde 2012 un problema mundial, pues más de 60% de los países obtuvo menos de 50 puntos en este estudio, lo que refleja que existe una gran incapacidad en los países para controlar la corrupción.

También en los últimos años, apuntó la organización, la sociedad mundial ha testificado un auge de los liderazgos autoritarios encarnados en figuras como Donald Trump o Jair Bolsonaro. Esto supone que hay países que se están volviendo cada vez más controladores y autoritarios, mientras México mejora, supuestamente.

Todo este comentario viene a lo sucedido en el Plantel Preescolar de Pisté, municipio de Tinum, Yucatán denominado “Chichen Itzá”. Hechos abusivos que denuncia el C. Susano Pech, presidente de la Sociedad de Padres de Familia de la comunidad. Dado que se ha autorizado un presupuesto para techar la cancha de esta escuelita, en cooperación con los padres de familia, pero el costo de 270 mil pesos en que avaluó los trabajos la directora de la escuela Prfa. Teresa Cáamal no es aceptable para la directiva de paterfamiares, por lo que su presidente, Susano Pech, fue comisionado a tomar las medidas de la cancha para otro avaluó, y otra cotización de costo alternativo.

Con el permiso de la dirección del plantel para la toma de medidas de la cancha, el quejoso expone que, al concluir, fue grande su sorpresa, que las rejas ya estaban cerradas con cadenas y candado. Esto coincidió con la hora de salida de los niños y sus padres en la puerta cerrada que pasan por ellos, por lo que hubo verdadera alarma. Llegaron agentes de la policía, que ocasionó alguna agitación, los policías entrevistaron al padre de familia, le preguntaron su nombre y según me explicó, al exponer sus razones, el asunto no pasó a más que un trago amargo, ya que la responsable del plantel no les dio ninguna explicación a los detenidos.

Resulta que los trabajos a realizarse en la escuela ya tienen el presupuesto de inversión aprobado por 270 mil pesos en gastos, y para saldarlos, de acuerdo al programa “La Escuela es Nuestra” los paterfamilias tiene que aportar con su trabajo, comidas y ventas sin chistar nada. Susano Pech quiere valorar los costos del trabajo, con medidas e ingenieros que puedan hacer más económica la inversión, pero a la dirección de la escuela esto no le gusta y con frecuencia se confronta, por esta causa con el representante de los padres de los niños.

Hay que decir que este no es un caso aislado en Yucatán, y por todos los medios quienes se consideran autoridades en la educación neoliberal, o sea tirada a privatizar, en lugar de hacer comunidad con las representaciones de las familias de sus alumnos, los inducen a los usos y costumbres que en los últimos 40 años hicieron en amplios sectores de la educación y las escuelas públicas, los más vergonzosos actos de complicidades y simulación, para ganar dinero.

La queja de Susano Pech nos habla de lo intransitable de la reforma educativa en Yucatán, pues mientras entre el magisterio existan tendencias autoritarias y de corrupción en el manejo de los recursos públicos y de las mismas contribuciones de los padres de familia, a quienes hasta ahora no se les garantiza la gratuidad en la materia educativa. Es necesario seguir dando aliento a los padres y madres de familias, que deben conocer los protocolos en la materia que les incumbe; trabajando para fortalecer los mecanismos de control y equilibrio y proteger los derechos a una educación digna gratuita a todos los niños.

La corrupción y el desmán del recurso público socava la democracia y genera un círculo vicioso de complicidades y autoritarismo que profundiza el deterioro de las instituciones, que progresivamente van perdiendo su capacidad de mover el desarrollo humano hacia la felicidad. El papel de los padres de familia en las escuelas tiene que ser de una vigilancia solidaria, o extrema si fuera necesario, con los maestros, directores e inspectores, para que el presupuesto en la educación rinda más. Esto es un asunto de Justicia. chantzacan@hotmail.com

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