LA HIPERDEMOCRATIZACIÓN INFORMATIVA SEGÚN JESÚS RAMÍREZ 

Por: Jesús Solís Alpuche (V y último)

¿Hay un fraude en la concepción del periodismo oficial y el periodismo independiente? Hubiera sido una pregunta interesante. Siguiendo con la operación de acoso y derribo de la idea de un periodismo entroncado con una clase social u otra encontramos el calificativo de «independientes», siempre dirigido a los medios privados. Se trata de otra magnífica maniobra de tergiversación de la situación por parte de la cosmovisión neoliberal. Este punto de vista, dominante sin duda entre los analistas, nos muestra a los medios privados empresariales como la representación de la libertad de expresión y la independencia frente a la «oficialidad» de los medios estatales. De esta forma operan para que asociemos neutralidad, imparcialidad y objetividad con los medios privados.

—Volviendo a las conferencias y esta hiperdemocratización en el acceso. Diario marca la agenda pero no siempre es con la mejor información. De hecho, más bien se agarran las pifias, y en el campo de batalla de las redes quedan muchos periodistas que han trabajado mucho tiempo en la construcción de un país democrático y que ahora parecen ser los enemigos.

—De eso te voy a decir una cosa: Que se transparente todo. Si un reportero hace una investigación, en función de qué hace una investigación. Todo eso se tiene que saber, eso es parte de la democracia. Si (a los periodistas) los financia el Departamento de Estado, si reciben dinero de empresas, se tiene que saber, porque ese periodismo sí es con su prestigio, pero con un dinero que tiene un interés. La gente tiene que saber que no es un periodismo independiente y casi heroico. 

—Pero el asunto no es solo quién te financia. Hay periodistas que sienten una agresión de un discurso de todos los días del presidente negando ese trabajo, como cuando dice nadie dijo nada de lo que pasaba en Veracruz antes del gobierno de Cuitláhuac, cuando hay 14 periodistas asesinados…

—…Y la plaza Lerdo se llama Regina Martínez. A ver, aquí se confunde el debate con los medios y los periodistas.

—Pero lo confunde el presidente. 

—Te recomiendo que veas el documental de Todo es privado sobre Cambridge analytics y cómo hay estrategias comunicacionales para impedir la deliberación y generar odio, choque. Eso destruye la democracia. Entonces, hay que aprender a asimilar todo eso y aprender a distinguir. La sociedad aprendió a leer los periódicos, aprendió a leer las editoriales, tomó distancia de los medios y aprendió a leerlos. Igual en las redes. Hay que comenzar a discutir las «fake news» (noticias falsas) de las medias verdades que tienen propósitos. Todo eso lo vas aprendiendo. Y lo que sí te digo es que nadie en la historia ha enfrentado una dinámica mediática como este gobierno. 

Izquierdas y pueblos

—¿Este gobierno es de izquierda? 

—¡Claro que es de izquierda! En primera, porque formamos parte de la tradición de lucha popular por la defensa de la soberanía, la democracia y las libertades. Luego, porque estamos viendo, velando y trabajando para la mayoría, para hacer que los recursos públicos sean públicos, de acuerdo al interés público, para que el gobierno sirva a la población y no a unas cuantas corporaciones. Estamos diseñando políticas públicas de derechos, estamos rompiendo el sistema autoritario clientelar para hacer un modelo de derechos. Por eso los programas se elevaron a rango constitucional para que no tengan que sufrir cada seis años el criterio de cada gobierno. Y somos de izquierda porque somos libertarios, estamos por los derechos de todos y sí creemos en una sociedad plural, diversa, incluyente. 

—Muchos no lo ven así.

—Estamos del lado de las causas de las mujeres, de los jóvenes, de los indígenas, de las personas de la diversidad sexual. Pero evidentemente hay una manera de comunicar ciertas cosas con una cultura política que no es del siglo XXI, eso a veces nos cuesta: comunicar para las nuevas generaciones, porque estamos cambiando los paradigmas y estamos construyendo desde lo mexicano.

— Hablando de lo mexicano. Hoy tenemos a funcionarios que empiezan conferencias de prensa hablando en su lengua, algo que nunca había visto, y luego una ceremonia del 20 de noviembre que refuerza una historia oficial hipermestiza.

—Y una celebración indígena en el primer acto de este gobierno, donde el presidente se hinca, no ante la cruz, ante los pueblos. Es una lucha cultural. Pero vamos por pasos. Estamos hablando de que por primera vez el gobierno asume una identidad popular. Que por primera vez asume un ejército que deviene de guerras populares. Porque el 20 de Noviembre es una celebración del ejército. Y todo eso en un evento en el que están reivindicando a Emiliano Zapata, a Pancho Villa, que se están retomando las banderas de Flores Magón…

—Por eso: una historia mestiza.

 — Es la que tenemos a la mano. Pero sí, hay que construir otra historia, la historia de las regiones, de los nahuas, totonacas, mayas, de los yaquis. Los pueblos más castigados de la Revolución fueron los yaquis y los mayas, son historias que hay que contar, pero estamos en el primer gobierno que dice que tenemos que pedir perdón a los pueblos indígenas. 

—Si eso mismo lo llevamos a los otros temas: tenemos un programa que promueve los fertilizantes, y otro que dice que hay que evitarlos. Una secretaria que habla de campesinos y otro de productores. ¿Cómo interpretamos esos mensajes?

—Así está este momento. Como lo plantea el presidente: todavía lo viejo no acaba de morir y todavía lo nuevo no acaba de nacer. Y en ese no nacer pues hay fuerzas expresadas aquí, con la contradicción que eso significa. Eso es verdad, pero también es resultado de la sociedad. La izquierda está muy debilitada, no sus causas, su organización, su representación social, sus capacidades reales de influir. Si hubiera una izquierda más fuerte, la sociedad exigiría ser más radical. Pero la radicalidad ahorita, fuera del movimiento feminista, la tiene el gobierno. FIN de la entrevista y agradezco a Brisa Maya que me hizo llegar tan interesante trabajo. chantzacan@hotmail.com 

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